miércoles, 17 de enero de 2018

EL PODER DE LAS CREENCIAS

Si crees que estás sano o que estás enfermo, estás en lo cierto.
Si crees que puedes o no puedes, estás en lo cierto. Si crees que eres capaz o incapaz, estás en lo cierto.
Tus creencias dibujan la realidad, ya sea que pintes con ellas un paraíso o un infierno.
HENRY FORD (Adaptado)


Las creencias son ideas que asumimos como realidad y termina normando nuestra vida” (Fischman, 2012a)

En su obra El éxito es una decisión, Fischman (2012b) analiza detenidamente la naturaleza de las creencias y su impacto en la vida personal, familiar y laboral:
El problema con las creencias que una vez que las interiorizamos y se instalan en la mente ya no las cuestionamos, las asumimos como verdades absolutas.

Otro problema con las creencias es que frecuentemente las formamos sustentándolas en evidencias que no son reales. Nuestra percepción nos puede jugar malas pasadas o podemos equivocarnos en nuestras interpretaciones. El problema es que cuando la creencia está formada, como no la cuestionamos, rige nuestra vida y resulta difícil cambiarla.

Hay dos tipos de creencias: las empoderantes y las limitantes. Las empoderantes nos ayudan a alcanzar nuestros logros, que nos motivan a emprender nuevos retos y proyectos. Por ejemplo:
.- Yo sí puedo
.- Me siento capaz de…
.- Si me esfuerzo, yo sé que lo consigo.
.- Si persevero, alcanzo mis metas.
.- Fallar es aprender.
.- Los problemas son oportunidades.
.- Yo creo en mi propio éxito.

El otro tipo de creencias son las limitantes, que nos quitan oportunidades, que nos restan motivación para emprender nuevos retos y proyectos. Por ejemplo:
.- Yo no puedo.
.- Me siento incapaz de…
.- Por más que me esfuerce no lo voy a conseguir.
.- Por más que persevere, no alcanzaré mis metas.
.- Fallares fracasar.
.- Los problemas son amenazas.
.- El éxito no depende de mí.

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Nuestras creencias son como semilla sembradas en el huerto de nuestra vida. Algunas pueden convertirse en un árbol alto y frondoso, y otras, solo en malas hierbas que destruyen lo que hay a su alrededor. Necesitamos aprender a ser conscientes de las semillas que nos sembraron en nuestra niñez para evitar la mala hierba”.
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¿De dónde viene las creencias? ¿Podemos cambiarlas?.-
En realidad, vienen de diversas fuentes: De nuestras experiencias positivas y negativas en nuestra vida, de la niñez, de nuestro entorno familiar y laboral. También de nuestra educación, entre otras.

La mente es como un árbol. Si de niños percibimos que tuvimos carencias de cariño y generamos como consecuencias creencias limitantes, las raíces del árbol se tuercen y cuando el árbol se desarrolla, crece chueco.

Las raíces o las creencias de niñez no se ven porque están en el inconsciente, es decir, bajo tierra. Si queremos que el árbol esté recto, hay dos posibilidades. Una es sacar las raíces al descubierto, es decir, las creencias inconscientes, ‘digerir’ el dolor y las emociones negativas asociadas a ellas, cambiarlas por creencias empoderantes y luego volver a sembrar el árbol recto.

No es fácil hacer un cambio de creencias inconscientes, se requiere de tiempo y de personas profesionales que lo ayuden a uno en el proceso. Pero existen otras estrategias que no requieren necesariamente de una terapia: experiencia directa, experiencia indirecta, y visualización (convencer a nuestra mente de que es posible).

FUENTE: Fischman, D. (2012). “El éxito es una decisión”. Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Punto y Coma Editores SAC. Perú.



REFLEXIONES. -
1.- Qué tan importante es para los padres saber criar a sus hijos, ya que las creencias de mayor impacto son las que provienen de la niñez.

2.- Qué fundamental es la educación que van a recibir nuestros hijos desde la infancia hasta su juventud, porque seguirán cultivando creencias según las diversas situaciones que enfrenten.

3.- Qué trascendental es que los padres – al margen de su trabajo – le dediquen un tiempo prudencial para atender, escuchar y dialogar con sus hijos desde la etapa de la infancia hasta su juventud. Esa predisposición conllevaría a que su hijo adquiera muchas más creencias empoderantes.

4.- Antes de juzgar a una persona por su comportamiento o formas de ser, es bueno conocer las creencias que han dominado su vida desde su niñez; sobretodo, las que pudo haber interiorizado en el trayecto de su vida.

5.- Se ha afirmado que el comportamiento del individuo es causal, es decir, es motivado por ciertos estímulos. Si dicha persona posee creencias empoderantes, entonces, dicho comportamiento será apreciado o valorado por su entorno; pero si posee creencias limitantes, va a permanecer en su zona de confort o será blanco de toda clase de críticas.



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Elaborado por: Fernando Rogelio S. A. © - Enero 2018

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